Un mensaje de gratitud, compromiso y esperanza

Queridos hermanos, queridas hermanas: El pasado Viernes Santo por la mañana, una vez arriados en el suelo los cuatro zancos del paso de la Virgen, como manda la tradición en nuestra Hermandad, le comuniqué a nuestro Hermano Mayor mi intención de presentar candidatura a sucederle. He querido esperar a comunicárselo a mis compañeros de la Junta de Gobierno, y hoy, por fin, lo hago a vosotros.

Mi historia como macareno

Soy macareno desde que nací y ya han pasado más de veinticinco años desde que acudí a la llamada de nuestro querido Paco Cossío para formar parte del cuerpo de diputados. Quince años más tarde, el 24 de mayo de 2014, tuve la fortuna de jurar como Oficial delante del paso de la Virgen de la Esperanza instantes antes de salir hacia la Catedral para conmemorar el Cincuentenario de su Coronación.

El primer sentimiento que os quiero expresar es de profundo agradecimiento.

Esa forma, para mí, tan bonita e intensa de entrar a formar parte del gobierno de la Hermandad es la que ha marcado estos casi doce años de entrega, en los que he servido como Mayordomo del Rosario, Fiscal, Mayordomo de la Esperanza y Consiliario de Cultos

Aprendizajes y agradecimientos

Doy gracias al Señor y a la Virgen por haber podido aprender de dos grandísimos Hermanos Mayores, Manolo García y José Antonio Fernández Cabrero. Les estaré eternamente agradecido por su confianza y por permitirme el inmenso honor de participar en el gobierno de nuestra Hermandad, especialmente a mi amigo y hermano Cabrero. Dios te bendiga, querido Jose.  

Tampoco quiero olvidarme de ninguno de mis compañeros que me han acompañado en estos tres mandatos. Todos y cada uno de ellos también me han enseñado mucho, compartiendo momentos de auténticos hermanos. Muchas gracias de corazón.

Por qué me presento a Hermano Mayor

Me presento a Hermano Mayor por responsabilidad con vosotros y por responsabilidad con nuestra Hermandad. Es un paso más en respuesta a mi vocación cristiana y de servicio a la Iglesia y a la Hermandad de la Macarena.

Es mi forma de intentar devolver al Señor y a la Virgen lo que ellos me dan con creces: fe, familia, salud, trabajo, amigos, ser macareno… y muchas cosas más. 

El valor de la Hermandad

Pero, sobre todo, es mi respuesta a ese sentimiento de Hermandad que habéis grabado en mi corazón a lo largo de todos estos años, a esos gestos de cariño, de preocuparse unos por otros, de entrega generosa de vuestro talento y de vuestro tiempo, cada uno y cada una en su colectivo o en el sitio que la Hermandad le pide, demostrando que sois simplemente macarenos

Admiración por los nazarenos

Una actitud de servicio y de entrega que reconozco especialmente en vosotros, los nazarenos, de donde vengo y el lugar en el que siempre me siento entre hermanos. Mi admiración por vosotros no para de crecer. Es increíble que, pese a las dificultades y al enorme sacrificio que realizáis, vuestra respuesta, vuestro comportamiento, es firme y entregado, pero gozoso y alegre a la vez.

Si tuviera que explicar la verdadera comunión cristiana, invitaría a cualquiera a vivir y sentir nuestra Cofradía, desde la Cruz de Guía hasta el último integrante de la Banda del Carmen; desde tu entrada nerviosa el Jueves Santo por la noche por la Plaza de San Gil hasta tu llegada a la Basílica el Viernes Santo por la mañana, una llegada cansada, exhausta, pero llena de esperanza y de vivencias que arraigan en tu alma un profundo sentimiento macareno. Esa mañana no nos cambiamos por nadie en el mundo, y ese orgullo macareno es el que no dejo de admirar en cada uno de vosotros. Os confieso que eso me llena de felicidad y me hace sentir profundamente alegre y realizado. 

Un paso adelante con experiencia

Este sentimiento, unido a que me veo con la experiencia y capacidad de gestión necesarias, adquiridas a lo largo de estos doce años, me llevan a dar este paso. Y lo hago como un macareno más que desea devolverle a su Hermandad todo lo bueno que le ha dado; un macareno más que quiere trabajar por nuestra Hermandad junto a todos vosotros, todos igualados por lo que somos, macarenos sin más

Nuestra Hermandad se encuentra en un momento de vibrante crecimiento.

En 2017 pusimos en marcha un modelo social de Hermandad basado en la aproximación a la realidad y en la escucha activa con todos nuestros hermanos, con nuestro barrio y con la sociedad en general. El resultado es que, durante este periodo, una media cercana a los 1.000 nuevos hermanos y hermanas se inscriben cada año en la Hermandad y que la nómina de nuestra Cofradía crece una media de 300 nazarenos en cada Estación de Penitencia. Esto adquiere una dimensión cuantitativa que nos obliga, de una parte, a emplear nuestros recursos de forma sostenible, sin renunciar al obligado “cuidado de la Casa Común” que nos pide la Iglesia y a la preservación, mejora y enriquecimiento de nuestro patrimonio material e inmaterial; y de otra parte, a seguir buscando la excelencia en el cumplimiento de los fines que marcan nuestras Reglas: el culto, la formación y la caridad, y ahora también la evangelización. Fines que nos orientan al objetivo principal de todos los macarenos: llevar la Esperanza a todas las personas y lugares. Entre todos tenemos que seguir buscando las periferias de nuestra Hermandad para que ningún hermano, por muy lejos que viva o por muy alto que sea su número en la nómina, se sienta alejado de su Casa; y salir en misión de servicio social y fraterno allá donde estén los empobrecidos y excluidos de cualquier clase, condición o causa.

Mirando al futuro con esperanza

Aspiro a evolucionar ese modelo de Hermandad y pienso que debemos abordar nuestro futuro con serenidad, sin renuncias, sin miedo a la novedad, confiando en el Espíritu Santo, sabedores de que siempre trae cosas nuevas y buenas. Debemos también valorar nuestro pasado, que nos sirva de palanca de impulso para seguir siendo macarenos en este segundo cuarto del siglo XXI; ser conscientes de que somos depositarios y custodios de la universalidad de la devoción a Nuestros Titulares. La visión de los macarenos debe ser universal, como es la de Ellos.

Es el momento de dar paso a nuevas generaciones de macarenos en el gobierno de la Hermandad, hermanos y hermanas que son simplemente macarenos. Siguiendo el anhelo de nuestro querido Papa Francisco, también es el momento de que las hermanas aporten todo su valor y talento al modelo de gobierno de una Hermandad. Y también es el momento de recuperar la alegría macarena y la naturalidad en nuestras distintas formas de manifestarnos, de volver a ese pellizco macareno, sin complejos, portadores como somos del sabor y de la elegancia, y también de la innovación, señas de identidad que siempre han caracterizado nuestra historia.

La importancia de cada hermano

Todo ello, hermano, contigo como protagonista, ajustando la acción de la Hermandad a las necesidades y el momento de cada uno de vosotros; con el hermano pequeño, formación e ilusión; con el hermano joven, vocación y valores; y con el hermano adulto y el veterano, escucha, compañía y reconocimiento. No podemos perder ni un sólo gramo de vuestro talento e impronta, tengáis la edad que tengáis y lleguéis como lleguéis a la Hermandad; todos y cada uno de vosotros sois necesarios e imprescindibles para nuestra Hermandad.

Simplemente macarenos

A todos los macarenos nos iguala compartir un sentimiento común: el amor y la devoción a Nuestra Señora del Santo Rosario, a Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y a María Santísima de la Esperanza Macarena. En esa comunión de amor, todos somos simplemente macarenos.

Recibid un fraternal abrazo, hermanos.

Candidatura Hermano Mayor de la Hermandad de la Macarena-100
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